La falta de control y personal en las estaciones de Renfe en Aragón está provocando que cada día aumente el número de listillos que viajan por el morro en los Cercanías aragoneses. El problema es que Renfe ha reducido los revisores en los trenes, por lo que apenas se controla si los pasajeros viajan con billete. Eso conlleva una reducción del número de pasajeros --de los que pagan billete-- y por tanto la DGA tiene que pagar más por el convenio suscrito por el Gobierno aragonés con Renfe, que fija la subvención en función del número de pasajeros. Al final, el dinero público es siempre el pagano.