En Canfranc todo es para el 2020. Es la fecha mágica (y bonita) para encandilar a unos y a otros. Ha habido tantas presentaciones a bombo y platillo que es normal el escepticismo con el futuro de la magnífica estación de Canfranc. Que algo hay que hacer con ella, si. Que es un enclave turístico a aprovechar, por supuesto. Pero ante todo una dosis de realidad. No es muy realista presentar un proyecto de Gobierno con tantos interrogantes. No se sabe qué va a hacer ADIF con la playa de vías y los terrenos del entorno de la estación. No se sabe si pagará la nueva estación. No se sabe de dónde va a sacar el Gobierno el mucho dinero que se necesita solo para rehabilitar el edificio. No se sabe para qué tanta vivienda nueva habiendo muchas vacías en el pueblo. No se sabe ni si Francia va a llevar la línea de tren hasta el túnel. Hay que darle una vuelta de tuerca a proyectos como este. No se caiga en lo que siempre han criticado los que son poco amigos de las fechas mágicas y los grandes proyectos.