El Festival de Cine de Zaragoza tiene una potente sección de cortometrajes en la que está muy bien representado el nuevo cine español, con todas sus tendencias y estilos: realismo social, cine negro, fantástico, comedia, animación...

La mayoría de los temas que inquietan a la sociedad aflora en estas películas de corta duración, pero de largo recorrido en nuestra reflexión, pues sus escenas y diálogos golpean nuestra conciencia, actuando a modo de recordatorio de males pasados, como prevención de catástrofes futuras o, lo que es aún más útil y sutil, sobre la siempre correosa piel de la realidad que nos rodea, el plano más difícil para cualquier narrador, aunque use el lenguaje cinematográfico,

De los realizadores de cortometrajes lo que más me ha emocionado es su capacidad de emocionar, de llegar al corazón de los espectadores con efectos muy eficaces que recuerdan un poco, enlazando una vez más la literatura con el cine, a la técnica de los relatos, siendo los cortos a los largometrajes un poco como lo que los cuentos son a la novela. El humor, el asombro, el sobresalto o la crítica suelen aldabonar los desenlaces de estas películas que duran cinco, diez, veinte minutos, pero que muchas horas después seguirán anidando en nuestra memoria con sus análisis, propuestas, sugerencias o ideas.

El compendio de estas largas e intensas sesiones de cortometrajes que pueden verse en la Filmoteca, en los cines Aragonia o en el Centro de Historia es un poco como el propio Festival de Cine de Zaragoza: interesante, real, experimental, popular. Un cónclave que nació en 1995, de una manera muy humilde, gracias al esfuerzo y, sobre todo, de la pasión por el cine de pequeños colectivos, y que, poco a poco, con un encomiable afán de superación, ha ido levantando los cimientos de un festival diferente. Que ha crecido, que se ha ampliado a distintas sedes, que mantiene relaciones con otros festivales, pero que siempre ha permanecido fiel a las señas de identidad compartidas por José Luis Anchelergues, director del evento, y su excelente equipo de colaboradores. No otro sino ese espíritu inocente, transparente, generoso, contagioso, ha sido, está siendo el secreto de su éxito.

Hasta la gala de clausura, el próximo sábado, quedan muchos días aún de festival y al menos otras tantas novedades o sorpresas. No se las pierdan.