Algunos se fijan como principal objetivo acabar con el bipartidismo como si fuera la causa de todos los males que nos asolan. Y si lo consiguen, seguro que lo celebran como si les hubiera tocado la lotería. En vez de dos tendremos cuatro o cinco o más, o sea, como hasta ahora, y lo que parece que menos les importa es qué políticas se desarrollarán desde las comunidades autónomas y desde los ayuntamientos después de la cita electoral. La misma expresión de bipartidismo junta lo que no se puede juntar y ningunea injustamente a otras fuerzas que han hecho contribuciones importantes en la vida política en las últimas décadas y son algunos de sus militantes los que se reconocen a sí mismos como intrascendentes. Desde una perspectiva de izquierda, de defensa de un modelo social basado en la igualdad y en la solidaridad, de defensa de lo público, desde la reivindicación de una salida de la crisis en la que no la paguen los que no la provocaron, el objetivo no es acabar con el bipartidismo, sino con el neoliberalismo. Si la aritmética electoral da un resultado de derechas, como la suma de PP y Ciudadanos, algunos miopes podrán dar su objetivo por cumplido, pero se equivocarán gravemente. Lo importante es la política que se hace y si lo que se defiende es la mercantilización de la vida social, la preferencia por lo privado y el desmantelamiento del Estado Social, da igual que lo hagan los de siempre o los nuevos, o la suma de los dos. Así que menos monserga con el bipartidismo.

*Profesor de universidad