Los partidos terminan el 2017 posicionados en las casillas de salida para las elecciones del 2019. Las batallas se han librado en lo interno. Este ejercicio ha sido el de la preparación. El PSOE, en el Gobierno, ha renovado su confianza en Javier Lambán como líder y candidato. Ha vuelto el equilibrio en la fuerza. Sigue sin abordarse la situación que los socialistas viven en Zaragoza. Pilar Alegría es la mejor opción, pese a quien pese. En el Pignatelli ha llegado la paz y tranquilidad, tras superar los procesos internos del PSOE y de Podemos. El presupuesto está encarrilado. Las cuentas tienen ya aroma electoral: más inversión. Falta la guinda de la rebaja de impuestos. Los morados han cambiado de secretario general y de estrategia. El nuevo discurso está más pegado a la comunidad. Nacho Escartín ha imprimido una buena dosis de realismo y se ha alejado del estrionismo. En el PP, Luisa Fernanda Rudi es historia. Luis María Beamonte ha endurecido la línea de los populares, se ha azconizado, pero aún no tiene proyecto; su perfil ha sido bajo. Dejará la alcaldía de Tarazona en breve. Ciudadanos, sin demasiado relumbrón aquí, viene enardecido desde Cataluña. Está por ver si le durará el empuje hasta el 2019. Lo dudo. Falta liderazgo. CHA, cada vez con menos espacio, libra una batalla por la supervivencia. Su buena labor en el Ejecutivo puede no tener recompensa. El PAR navega en una deriva indescifrable. Bordea la irrelevancia si no recobra su camino. IU sigue coherente, pese al desgaste de algunos lastres.

*Periodista / @mvalless