Si lo que dicen que dijo es cierto, al imam que asistía a los presos musulmanes de la cárcel de Zuera no le faltaba alguna razón... Aunque no tenía toda la razón. Al parecer, Fawaz Nahhas, en una charla a los reclusos, llegó a establecer un vínculo de causalidad entre el terrorismo yihadista y la política y las acciones militares de Occidente en tierras islámicas. Es un tema recurrente, claro. El domingo 3, en este mismo diario, Santiago Molina García, catedrático jubilado de la Universidad Zaragozana, sostenía todo lo contrario, que los EEUU y Europa no son responsables de nada. En mi modesta opinión erraba... Pero no del todo.

Estamos (¡una vez más!) ante una cuestión muy complicada. El yihadismo es consecuencia de la influencia alcanzada entre los sunnitas por la versión wahabí, promovida por los reyes y emires árabes. Esa visión integrista del islam ha prendido incluso en sociedades que parecían estar desarrollando criterios reformistas, una visión más laica de la vida y una mínima separación entre la política y la religión. Por el contrario, la rigidez mental, el fanatismo y la sumisión de la mujer se extienden por doquier. Millones de musulmanes han sido convencidos de que son antes creyentes que ciudadanos. Sus élites utilizan a Dios para esconder tras él su monumental fracaso.

Pero el yihadismo también tiene como causa directa las traiciones de Occidente, el colonialismo, el saqueo de los recursos petrolíferos. Los talibanes y Al Qaeda surgieron gracias a la intensa ayuda norteamericana durante la guerra contra los soviéticos en Afganistán. El ISIS (o Daesh) ha nacido tras la invasión de Irak y la desestabilización de Siria y Libia. Intervención tras intervención, Estados Unidos y sus aliados europeos han acumulado errores, crímenes y mentiras. Añadamos al cóctel los intereses estratégicos de Israel, y tendremos una fórmula necesariamente explosiva.

Todo esto es de cajón, La Historia está ahí, y la realidad también. Las matanzas de inocentes perpetradas por los yihadistas son el fruto de una locura asesina. Pero...