Pertenezco a una de las añadas que llamaban de "los niños de la guerra", de los que éramos eso, meros infantes, sin la edad para ir al frente; de los que si tuvieron que ir, la llamada a su vez "generación de la guerra", muchos cayeron tan triste como heroicamente, en los campos de batalla, en una u otra de las trincheras.

Creo que en general, los que ahora vamos por los 80, desearíamos que no se repitiera semejante zafarrancho de combate y que cuántos vengan detrás, solo usen las armas de la paz, de la cultura, del entendimiento, de la convivencia y de la solidaridad, sin caer en locuras más imputables a los dirigentes que al pueblo; de aquella guerra no salimos indemnes ni los niños.

De todo eso, me acordé leyendo a principios del verano, un artículo en Babelia, firmado por Enrique Moradiellos y cuyo título copio. Moradiellos al que no conozco, comentaba un libro del británico Jeremy Treglown (La cripta de Franco. Viaje por la memoria y la cultura del franquismo), en el que sostiene simple y llanamente, que el franquismo no fue un páramo cultural.

Moradiellos entendía que Treglown logró el objetivo "de ofrecer un balance del peso de la memoria del franquismo en la España de los últimos decenios, equilibrado, atento al matiz y a la distinción y ajeno a maniqueísmos y simplificaciones", alejándose así, de otros escritores que abordaron la misma temática y de afirmaciones tan peregrinas como aquella que tuvo uno que sostuvo que hasta la victoria del PSOE de 1982, los artistas españoles no habían disfrutado "de subvenciones del Estado ni de acceso al resto del mundo", ¡hombre!...

LAS CONCLUSIONES de Treglown, observa también Moradiellos, "son muchas y muy variadas" pero "entre todas ellas, menciona algunas que rompen la idea de que el franquismo hubiera sido un páramo cultural tenebroso y que los españoles de la posguerra y del posfranquismo, hubieran carecido de oportunidades para conocer su propio pasado-".

Así, lo del franquismo como yermo estéril, "queda desmentido por evidencias incontestables como las que representan artistas de la talla de Eduardo Chillida, Antoni Tapies, Manuel Millares y Antonio Saura que gozaron "de celebridad internacional y todos ellos, vivieron y trabajaron en la España de Franco", en tanto que novelistas como Camilo José Cela, Miguel Delibes o Martín-Santos entre otros muchos que alcanzaron estatura y proyección internacionales, en esa misma y larga época. Por supuesto, de nuestra guerra, casi nadie pudo salir convertido inmediatamente en demócrata, por falta de líderes que dieran ejemplo en ninguno de los bandos.

Moradiellos recuerda que igual sucedió con cineastas como Juan Antonio Bardem, Luis García Berlanga o Carlos Saura cuya película El verdugo fue en 1963, la gran triunfadora en el Festival de Venecia de aquel año. Moradiellos, tras citas como esas, entendía que cabía dudar de que "de la dictadura no podía salir nada bueno" sobre todo, porque la "cultura española comenzó a ser posfranquista mucho antes, del fin de aquella". Otro ejemplo: en aquel tiempo, Fraga y Tierno Galván ganaron sendas cátedras universitarias, por oposición libre, en la misma convocatoria y con ideologías algo distintas.

Es poco veraz también, la supuesta amnesia política de los españoles cuando la producción editorial dominante en España en pleno franquismo, fue la referida a nuestra guerra civil. Ningún asunto alcanzó la importancia de ese, sobre todo, desde la publicación del primer tomo de la trilogía de Gironella sobre la guerra, Los cipreses creen en Dios publicada en 1953 y que según la crítica, dijo mucho a sus lectores y no solo a los españoles.

Es cierto que en los años 40, la censura fue algo más que estricta, tanto que confundiendo churras con merinas, una novela de García Serrano, La fiel infantería, permaneció prohibida algún tiempo, pese a ser de aire franquista y solo porque su palabreo no gustó a algún clérigo censor.

El mérito del trabajo de Treglown consistió en destacar "la complejidad de la historia del franquismo y del posfranquismo" porque "la memoria cultural no tiene sentido, si recupera solo la mitad del pasado". Me parece exacto.