La simple lógica empuja hacia la modificación del impuesto de Sucesiones en Aragón, pero no de cualquier manera. Después de que PSOE y Ciudadanos alcanzaran un primer acuerdo (para dejar exentos los primeros 500.000 euros en herencias procedentes de familiares directos) y luego CHA y el PAR entrasen en el juego, el Gobierno debe trabajar ahora en atraerse el apoyo del PP. No habría de quedar al margen cuando el partido que lidera Beamonte ha venido basando en la reducción de las cargas fiscales su oposición al Ejecutivo encabezado por Lambán. Los contactos preliminares no han fructificado en una tramitación de urgencia del cambio impositivo en las Cortes, dado que ni el PP ni, como era previsible, Podemos se hayan avenido. Ahora bien, si se negocia en serio es probable que se apruebe una medida demandada por una ciudadanía atónita ante los agravios, incapaz de entender por qué heredar en Aragón es más caro que hacerlo en otros lugares. El PP, consciente de ello, quiere extender los cambios a las donaciones. Entonces será casi seguro su apoyo.

Pero es preciso advertir que la reducción de la presión fiscal, por ligera y razonable que sea, rebaja los ya muy ajustados ingresos de la Administración autónoma, donde el gasto imprescindible (servicios básicos) no deja de aumentar. Aragón arrastra problemas de financiación que pueden resultar insalvables. Habrá que darles una solución.

Control democrático de Facebook

Tras intentar evitarlo (primero se negó y después intentó hacerlo a puerta cerrada), Mark Zuckerberg finalmente compareció ante el Parlamento Europeo para explicar las políticas de privacidad de su fenomenal negocio digital. Facebook, WhatsApp e Instagram. Como hiciera ante el Congreso de Estados Unidos, Zuckerberg pidió disculpas por el escándalo de Cambridge Analytica, y admitió que Facebook no evitó que los datos de sus usuarios fueran utilizados con motivaciones políticas. El creador de la popular red social intentó tranquilizar a los usuarios europeos con las nuevas medidas de seguridad que ha puesto en práctica Facebook. Pero es muy difícil que se desvanezca la sensación de que Facebook es un monstruo incontrolable que se nutre de los datos que, voluntaria e involuntariamente, le entregan los millones de usuarios que comparten su vida en la red social. Un monstruo que por su carácter global se escapa del control de los estados y de instituciones como el Parlamento Europeo. La cultura digital en la que Facebook nació y prosperó no se basa solo en compartir; también apuesta por la transparencia en la forma de trabajar como un pilar de su filosofía. Comparecencias como la del Parlamento Europeo van por el buen camino, pero queda mucho por hacer para que Facebook sea la herramienta democrática a la que su creador dice aspirar.