Pues claro, ganó Pedro Sánchez. Con una enorme participación de la militancia socialista (alrededor del 90%, según los datos disponibles en la noche de ayer), lo cual demuestra la intensidad que genera una elección interna trufada de pasión, debate, autenticidad e incógnita (tome nota Podemos). Con una referencia inapelable: la voluntad de esa militancia que ha desmentido a su aparato, doblándole el brazo en el mismísimo Aragón, donde los jefes (salvo en Huesca, que viene a ser la aldea gala) han sido puestos en evidencia. Con una contundencia ajena a las opiniones de la mayoría de los contertulios, editorialistas de los medios conservadores (¡cuánto daño le han heho a la Gestora y a Su­sana Díaz!), agentes del pensamiento único y otros portavoces del establishment (tomen nota los que todavía piensan que la voluntad de las bases, de los votantes y de la ciudadanía en general se puede torcer moviendo los hilos del teatro de marionetas). Con la revancha democrática sobre aquel oscuro y desdichado golpe de mano perpetrado en noviembre del año pasado para derribar al secreterio general del PSOE, que ahora se da el gustazo de volver triunfante. Estaba cantado. Y así ha sido.

Ahora se abre un nuevo periodo lleno de incógnitas. Pero los socialistas han hecho en realidad lo único que podían hacer para evitar su hundimiento definitivo, y mantenerse aún como referencia del centro izquierda. Hace más de cuarenta años, Felipe González reinventó el partido en Suresnnes. Ahora la situación exigía una operación que no será la misma ni se llevará a cabo en el mismo contexto, pero que ya no tiene vuelta de hoja.

La marca PSOE vuelver a cobrar interés. De la única manera posible, con una victoria épica de los críticos sobre el oficialismo. Andalucía se ubica en la periferia. Aragón ha estado a punto de situarse en la España más profunda, en la inopia política. La democracia directa ha demostrado que las élites están muy lejos de la gente de a pie. Sánchez quizás no sea el líder perfecto del socialismo. Pero era lo mejor que había.