Van reposando ustedes los hervores de la semana pasada? Más les vale. Nos aproximamos al planeta 20-D, un cuerpo gaseoso, muy inestable y donde la inaprensible materia tiende a condensarse en moléculas muy elementales: independencia, Unidad de España, ley, soberanía, Constitución, rebelión... Mal momento para las sofisticaciones químicas. Al ser los partidos incapaces de establecer programas verosímiles (unos son de imposible cumplimiento; otros, una fabulación de misterioso pero temible desenlace), su única salida ante las próximas generales consiste en acudir a los más básicos impulsos emocionales de la ciudadanía. Así, nada es seguro y todo cambia a velocidad vertiginosa.

El 19 del mes pasado, Jorge Galindo publicó en la web Politikon (http://politikon.es) un magnífico trabajo titulado El corazón de los partidos, en el que describía la clientela de las distintas formaciones de acuerdo con el sondeo llevado a cabo por el CIS en julio. Así definía cuatro prototipos de organizaciones políticas: la conservadora (PP), la reformista de mercado (C's), la socialista dividida (PSOE y quizás IU) y la de la juventud cabreada (Podemos). Los votantes de cada una de ellas tendrían características (edad, situación laboral, renta o formación) bien diferenciadas. El PP acoge a personas mayores de 65 años (el 39% de su parroquia) y no activos (46%); el PSOE le va a la zaga (31,7% y 41,4%, respectivamente). Los partidos nuevos, sin embargo, mueven a jóvenes y activos. PP y C's atraen similares segmentos sociales (clases medias-medias y medias-altas) diferenciados básicamente en su edad (abuelos y padres, para Rajoy; hijos y nietos para Rivera). Y fíjense: los de Iglesias son mas ilustrados y ganan más dinero que los de Sánchez.

Pero eso era antes de que los nacionalistas catalanes se lo pusieran a huevo a Rajoy, el jefe del PSOE se viera arrastrado por la corriente patriótica (para gozo de su ¿compañera?, la andaluza Díaz), Podemos intentase hacer pie en medio de la torrentera y C's maniobrara para zafarse del todos con el Gobierno. La atmósfera nacional da oxígeno a Susana, Mariano, Artur... y todos sus corruptos.