El Real Zaragoza no quería hacerlo, pero ante el cariz de los acontecimientos en las últimas semanas optó por tomar la delantera. Nunca es buen momento para dar una noticia con un profundo fondo de conflicto. Este, tampoco. La SAD ha activado el contrato profesional de tres años de Sergio Gil --tenía de plazo hasta el 30 de junio--, documento que el canterano se ha negado a suscribir por entender que es libre en verano. Gil no quiere marcharse del Zaragoza, pero quiere más dinero.

Ese es el problema que ahora aflora: el desfase entre su sueldo, al principio alrededor de 65.000 euros, y la cláusula de rescisión (15 millones), firmada en su día de común acuerdo entre las partes. El Zaragoza defiende la total legalidad del documento, prolongación del actual, y Gil aspira a más que ser miembro de la primera plantilla con 20 años en Segunda o en Primera. A cobrar más.