La decisión de la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo de archivar la queja de Izquierda Unida sobre las actuaciones urbanísticas de ampliación de la estación de Cerler, a través del valle de Castanesa, deja el camino administrativo prácticamente expedito para que el Ejecutivo aragonés apruebe del proyecto, tras superar las modificaciones sugeridas en el impacto ambiental del pasado diciembre. La voluntad del Gobierno es que esto suceda antes de las elecciones autonómicas y municipales próximas. Se trata de dejar puestas las bases de una iniciativa, que pese a la polémica, ha superado la normativa exigible a un proyecto de estas características, en un enclave como el Pirineo. Ahora será el mercado el que dirima la viabilidad temporal de una propuesta tan vinculada al urbanismo como al empuje del sector de la nieve.