La estrategia de Estados Unidos contra el Estado Islámico (EI), basada en una serie de bombardeos iniciados hace nueve meses sobre las posiciones de la organización yihadista para romperla y así derrotarla, ha fracasado estrepitosamente. Asimismo se ha desmoronado el Ejército iraquí, incapaz de enfrentarse a un enemigo como el EI pese al adiestramiento de las fuerzas estadounidenses. Con la conquista de Palmira en Siria y la de Ramadi en Irak, y del último puesto fronterizo con este país que todavía quedaba en manos sirias, las milicias yihadistas tienen ahora una línea de continuidad que empieza a dos pasos de Bagdad por el este y acaba no muy lejos del Mediterráneo por el oeste. Esta autopista permitirá al EI proseguir en la creación de una estructura administrativa para su Califato mientras plantea un serio problema a EEUU. En el 2003, un irresponsable presidente Bush declaró acabada la guerra de Irak. Doce años después, la guerra sigue y cada día que pasa es más difícil pararla.