Científicos de siete países europeos firman esta carta abierta sobre las políticas destructivas de la I+D que se están llevando a cabo en la Unión Europea. Este análisis crítico, publicado simultáneamente en Nature y en varios periódicos de toda Europa, puede ser suscrito en Openletter.euroscience.org.

Los responsables políticos de un cada vez mayor número de países europeos, así como los líderes de la Unión Europea, han perdido por completo el contacto con la realidad del mundo de la investigación. Han elegido ignorar la contribución crucial de la investigación a la economía, particularmente importante en los países afectados más severamente por la crisis económica. En su lugar, bajo la mirada complaciente de las instituciones europeas, han impuesto drásticos recortes presupuestarios a la I+D que hacen que estos países sean más vulnerables a medio y largo plazo a futuras crisis económicas.

Han elegido ignorar que la investigación no sigue ciclos políticos; que una inversión en I+D sostenida y a largo plazo es crítica porque la ciencia es una carrera de fondo; que si no plantamos hoy nuestros hijos no tendrán las herramientas para afrontar los retos de mañana. En su lugar, han disminuido drásticamente la inversión con un único objetivo en mente: la reducción del déficit anual a lo que puede resultar ser un valor artificial impuesto por las instituciones europeas y financieras.

Han elegido ignorar que la inversión pública en I+D atrae a la inversión privada. Que en un Estado innovador como Estados Unidos, más de la mitad de su crecimiento económico se debe a la innovación arraigada en la investigación básica financiada por el Gobierno federal. En su lugar, tienen la expectativa nada realista de que el objetivo del Tratado de Lisboa de un 3% del PIB será alcanzado gracias al incremento de inversión del sector privado exclusivamente.

Han elegido ignorar que la formación de investigadores precisa de recursos y tiempo. En su lugar, excusados por la directiva europea de reducción del empleo público, han impuesto drásticos recortes en la contratación en centros de investigación y universidades. Esto, añadido a la falta de oportunidades en el sector privado, está produciendo una fuga de cerebros desde el sur hacia el norte y hacia fuera de Europa. El resultado es una irremediable pérdida de inversión y el incremento de la brecha en I+D entre los países europeos. Desesperanzados por la falta de oportunidades y la concatenación de contratos temporales, muchos científicos están considerando abandonar la investigación, un camino sin retorno que diezma el personal científico cualificado disponible para la industria. Todo esto contribuye a crear un nuevo tipo de déficit: un déficit en tecnología, innovación y descubrimiento que afecta a toda Europa.

Han elegido ignorar que la investigación aplicada no es más que la aplicación de la investigación básica. En su lugar, a nivel nacional y europeo han impuesto una marcada tendencia a promover proyectos de investigación con impacto en el mercado a corto plazo. Pero estos resultados científicos son frutos de una rama baja del intrincado árbol de la investigación, y a pesar de que en algunos casos sus semillas pueden germinar en nuevos conocimientos fundamentales, socavar la investigación básica mata lentamente las raíces del árbol.

Han elegido ignorar el proceso científico; que la excelencia es la punta de un iceberg que flota gracias al corpus de trabajo que hay debajo. En su lugar, se prioriza la financiación de un número cada vez más reducido de grupos de investigación, socavando el portafolio diversificado que necesitaremos para afrontar los retos sociales y tecnológicos del futuro, e incrementando la brecha en I+D entre los países europeos debido a que un reducido número de instituciones atraen a estos investigadores.

Han elegido ignorar la sinergia entre investigación y educación. En su lugar, han reducido drásticamente la financiación de la investigación en las universidades, afectando negativamente a su calidad y amenazando su papel como promotoras de igualdad de oportunidades. Y, sobre todo, han elegido ignorar que la investigación no solo sirve a la economía sino que incrementa el conocimiento y el bienestar social, incluyendo el de aquellos que no pueden pagar la factura.

Han elegido ignorar, pero estamos decididos a recordárselo. Hacemos un llamamiento a investigadores y ciudadanos a defender esta petición con nosotros. Se lo debemos a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos.

Iniciador y portavoz de Sciences en Marche. También suscriben el texto Amaya Moro-Martín, Gilles Mirambeau, Rosario Moritti, Sebastian Raupach, Jennifer Rohn, Francesco Sylos Labini, Varvara Trachana y Alain Trautmann. Sus opiniones no son necesariamente las de las instituciones donde desarrollan su trabajo científico.