Sabido es que los que dirigen ahora el Ayuntamiento de Zaragoza y el Gobierno de Aragón no son muy amigos, pero es más que evidente que en lugar de lanzarse trastos a la cabeza lo que deberían de hacer ya es sentarse a hablar del ICA, el polémico impuesto por contaminación de las aguas. Hay más de 7.000 recursos presentados, se está cobrando mal en la capital, y actos como el de Pablo Híjar rompiendo el recibo no serenan el ambiente. La actitud de unos y otros añade confusión a muchos zaragozanos y lo peor es que no se divisa ningún cambio. Lo están haciendo mal.