He visto a ciudadanos indefensos golpeados salvajemente. He visto a mossos llorando incapaces de gestionar el conflicto emocional al que se enfrentaban. He visto a bomberos defendiendo a la gente. A periodistas golpeados e insultados por la policía (por ejemplo, Xabi Barrena y Guillem Sànchez, ambos de El Periódico de Catalunya). Y a millones de personas, en Cataluña y en el resto de España, colapsados por la tristeza.

He visto a Núria Marín plantando cara a la policía (entre los insultos de las personas a las que protegía), ordenándoles que abandonaran la ciudad y «dejaran tranquilos a los vecinos». He visto a Ada Colau haciendo cola toda una mañana para votar y pasando la tarde en un colegio para protegerlo con su presencia. Ni la alcaldesa de L’Hospitalet ni la de Barcelona son independentistas, pero pusieron su cuerpo, igual que miles de personas, para tratar de frenar la locura.

He visto a los líderes políticos independentistas votando entre aplausos, pero no he encontrado ninguna imagen suya enfrentándose a las fuerzas de seguridad, ofreciéndose, incluso, como escudo, para tratar de evitar el despropósito.

¿Qué más he visto?

He visto a un Rajoy, único culpable de la salvajada, absolutamente alienado de Cataluña, sin una mención para las víctimas. Y a un Puigdemont dispuesto a cimentar sobre las imágenes de la represión una declaración unilateral de independencia que solo ahondará en el despropósito. He visto… y no sé si quiero interpretarlo.

*Periodista