Luis, sé fuerte, hacemos lo que podemos", le dijo Rajoy a Bárcenas. Y tanto que lo ha sido. Lo que tuvo apariencia de pulso con el tiempo se ha zanjado con una tendida de mano --la otra sigue repleta de sospechas-- al retirar la acusación al PP en el asunto del multiborrado de discos duros. Un gesto maloliente del exgerente del PP previo a la puesta en marcha de una catarata de juicios por continuados casos de corrupción, la mayoría ligada a la gestión de los populares. Desde ya nos vamos a divertir porque han activado un espectáculo de victimismo con el que tratarán de desviar la atención sobre el teatrillo de lo visual, pero será inevitable ver el desfile de los Rato, Cascos o Acebes y demás protagonistas de aquella tramoya que fue "el milagro español" de Aznar

Dirán que son cosas del pasado, que la justicia que tarda no es justicia, ellos que, durante la última legislatura apenas han convocado el 20% de las plazas judiciales que se adjudicaban en periodos anteriores. O simplemente desacreditarán a los jueces, como ya abiertamente hace Celia Villalobos, y esperarán que el tiempo y los recursos diluyan el escándalo o/y acusarán de acoso mediático. Cualquier cosa les valdrá en su circo de la distracción, aunque sus argumentos estén llenos de contradicciones y mentiras, como ha ocurrido con los casos de Soria y Barberá, esta última expulsada del PP pero blindada en el Fort Knox del Senado.

Mientras, Rajoy se lava las manos y reclama sin rubor la confianza del resto de españoles por motivos de gobernabilidad, esa que le facilitaría la abstención de un PSOE de Susana Díaz otra vez en apuros por el nuevo giro de los ERE. Siempre, claro, que siga dándole primero su apoyo el aglutinador oficial Albert Rivera, ese fontanero imposible para tantas fugas, preocupado por su razón de ser y su supervivencia, con la sombra de lo que ocurrió a UPD acechándole.

El PP cuenta, eso sí, con la inercia de tener en su mano el poder en funciones y en la nuca el aliento de Bruselas. Y, lo que es más importante, una cohesión interna inquebrantable. Se trata de una gran familia, sin duda. Aunque a ratos parezcan los hermanos Dalton y a ratos una mala imitación de los hermanos Tonetti. Periodista