De lo que cuesta dejar un ascenso prácticamente sellado podrían escribir un tratado esta semana el Huesca y el Rayo Vallecano, a los que la derrota del Sporting de Gijón el sábado contra el Barcelona B dejó en una inmejorable disposición para dar un paso casi definitivo hacia Primera. En dos partidos aparentemente accesibles, frente al Alcorcón y el Córdoba en casa, ninguno de los dos fue capaz de vencer. Así es esta categoría, en la que ocurren cosas inimaginables por su democratización: a un partido la igualdad es extrema. A nadie le sobra nada. Esta semana, los cuatro últimos han ganado a la vez.

Estas situaciones sorprendentes sirven para valorar cualquier avance hacia el objetivo, por pequeño que sea ese movimiento hacia adelante. Y, claro, ponen en alerta. Con toda la jornada ya disputada, el Real Zaragoza juega esta noche en Cádiz con una oportunidad de oro: en caso de victoria mandará al séptimo clasificado a cinco puntos de distancia con nueve por repartir y el sueño de la promoción estará a la vuelta de la esquina. En el supuesto de una derrota, la distancia se quedaría en solamente dos y un mundo por remar.

Sirvan los tropiezos del Rayo y del Sporting y el empate del Huesca como aviso para navegantes. No debe haber espacio para la relajación, ni para ser presuntuoso, ni para pensar que está todo hecho. Natxo González lo alertó el viernes. Es momento de seguir trabajando los partidos como hasta ahora, con la mejor actitud y el máximo rendimiento.