A estas alturas de la historia no hay duda alguna, incluso lo ha reconocido el propio Jordi Pujol i Soley, que esta familia de patriotas de sardana y barretina, cuyo patriarca fue durante 23 años seguidos presidente de la Generalitat de Cataluña, ha realizado toda una serie de operaciones económicas ilegales, ha cobrado comisiones sospechosas, ha blanqueado dinero y ha evadido impuestos en cantidades multimillonarias.

Pese a los indicios razonables, a las evidencias palmarias y a las pruebas irrefutables de los delitos cometidos, ni uno solo de los miembros de este clan de presuntos delincuentes ha pisado, todavía, la cárcel. Investigados por un sin fin de tropelías desde hace cinco años, los Pujol siguen campando a sus anchas, circulando libremente por España y, según parece, lavando dinero y moviendo capitales en paraísos fiscales y en países africanos donde el control es inexistente.

Hace dos días el fiscal solicitó prisión incondicional para Oleguer Pujol, el benjamín de la trama, porque sigue manejando centenares de millones de euros procedentes de las ganancias irregulares de la banda familiar. Alega el fiscal, con razones contundentes, que el tal Oleguer continúa cometiendo irregularidades de todo tipo y que permaneciendo en libertad puede destruir pruebas de sus presuntos delitos; lo que, por otra parte, es evidente.

Pues bien, el juez José de la Mata, encargado de este asunto, pese a admitir las razones del ministerio fiscal, se ha limitado a retirar el pasaporte a Oleguer Pujol y a pedirle que se presente en el juzgado cada quince días, pero le permite seguir en libertad. No sé cuáles son los conocimientos informáticos de su señoría el juez De la Mata, aunque dadas las carencias informáticas que existen en los juzgados españoles supongo que no demasiadas, pero imagino que sabrá que se pueden realizar operaciones financieras desde un ordenador, y que ya no hace falta salir de España para ordenar movimientos bancarios.

Con toda la familia Pujol en libertad, y con Oleguer, al parecer el cerebro económico de la trama, con plena capacidad operativa para seguir con los negocios y poder ocultar o destruir pruebas, las medidas adoptadas por el juez De la Mata son mera parafernalia y no parecen destinadas a contribuir a que este caso tan vergonzoso se resuelva de una vez.

Quizás algún día, ¿quién sabe?, alguien decente y que quiera prestar un servicio a la justicia y a la dignidad de este país explicará por qué los Pujol siguen disfrutando de semejante impunidad. ¿O no?