La abducción que sufren los independentistas catalanes por seguir sosteniendo lo que es insostenible llega a tener alcances de paranoia, lo compararía con esas sectas que son capaces de inducir a sus seguidores hacia un suicidio colectivo. Algo parecido les está ocurriendo a esos ciudadanos catalanes, les tienen convencidos de que fuera de España van a vivir mucho mejor, cuando la realidad es que están sufriendo el desplome de uno de los pilares fundamentales del Estado de Bienestar: la sanidad. Me contaba una aragonesa afincada en Barcelona que estando en la consulta de su médico de cabecera para examinarse una mancha en la piel, la doctora tuvo que salir de la consulta para buscar una lupa guardada, junto con el fonendoscopio, en un armario porque son utilizados comunitariamente; las visitas a domicilio por su médico las han suspendido, en su lugar son los de guardia que los que acuden a visitar al enfermo desconocido. Por eso cuando sigo viendo y sufriendo las Urgencias del Miguel Servet con pacientes y personal sanitario lamentando en qué condiciones tienen que atender o cómo los enfermos han de soportar más de 8 horas para un diagnóstico, se me abren las carnes. El temor de poder llegar a una situación como la sanidad catalana está en la mente de los aragoneses. La asistencia en Urgencias es un mal que viene de atrás, ¿y que ningún consejero haya sido capaz de poner solución al problema?, algo pasa. ¿Es cuestión económica? Los catalanes están demostrando que son incapaces de gestionar bien sus propios recursos, entonces ¿qué están contando a sus conciudadanos y al resto de los españoles?: humo concentrado que no les deja ver su propia realidad.

Pintora y profesora de C.F.