Ayer estuvo en Zaragoza Felipe González, exhibiendo ese genio y figura que le convirtieron en el mejor encantador de serpientes de la España contemporánea. Hoy viene Pablo Iglesias (mitin en el Centro de Historias, a las 19 horas), el joven profesor de Ciencias Políticas, estrella de la nueva izquierda, que encabeza la plataforma Podemos y se presenta ya como futuro candidato a las Europeas. Mañana llegarán Emilio Ontiveros y Jorge Riechhmann (mano a mano en la Facultad de Económicas, a las 18,30) a debatir sobre las posibles alternativas a la actual ofensiva del capital financiero. Todo se mueve, pues, todo fluye a enorme velocidad, y ya no vale quedarse quieto. En Izquierda Unida tanta agitación está provocando no poco desasosiego. Pero Cayo Lara ha insistido en que su formación no hará primarias abiertas. Esas, dice, son cosas de yanquis, tontadas mercadotécnicas, malévola sustitución de los sagrados principios por simples caras bonitas, martingalas de sociatas.

El caso es que a IU le han puesto las primarias encima de la mesa tanto sus asociados más socialdemócratas como los más radicales. Unos y otros consideran que, para crear una oferta electoral que agrupe a las organizaciones políticas progresistas y a los movimientos sociales, lo mejor sería desarrollar un debate unitario y seguidamente unas primarias en las que podrían participar militantes, simpatizantes, amigos y todos los interesados en poner fin a la hegemonía institucional de la derecha.

Creo que Lara (cuya coalición anda revuelta) se equivoca y con él quienes desechan las primarias sin entender su potencial. La producción de programas es una necesidad paralela a la emergencia nuevos líderes jóvenes, audaces, virales y bien formados. Además, la unidad de quienes están a la izquierda (del PSOE) se ha convertido en un trending topic. Fíjense: el debate de mañana entre los economistas ha sido organizado por Ateneo, otra plataforma (aragonesa) que trabaja sobre criterios convergentes. Y uno de los participantes, Riechmann, está en el movimiento Podemos. ¿Cómo podrán IU o CHA quedarse al margen?