¿Existen varias verdades condicionadas por otros tantos intereses? ¿Pueden las realidades

percibidas imponerse a la realidad real? ¿Es todo relativo? Bueno... los periodistas veteranos tenemos la certeza de que los hechos probados y contrastados son incontrovertibles. Pueden (tales hechos) definir el presente (por ejemplo, el evidente y tremendo incremento que han sufrido las listas de espera en la sanidad pública aragonesa) o, mejor aún, pueden ser revisados retrospectivamente (por ejemplo, aquella estupenda melonada de Gran Scala). Ahora existen una serie de trucos argumentativos (inventados casi siempre en los laboratorios conservadores) que pretenden convertir lo cierto en materia opinable y fijar la verdad mediante mentiras. ¿La evolución de las especies? Mera teoría... dicen los creacionistas. ¿La II República? Un momento horrible de la historia de España que solo podía acabar en guerra civil... aseguran los herederos de quienes provocaron esa misma guerra para acabar con un régimen democrático que no convenía a sus intereses.

La invasión de Irak se ha consagrado como un caso de libro. La operación se justificó con las más burdas falsedades y sus efectos posteriores han perjudicado a los iraquíes mil veces más que el abominable gobierno de Sadam Hussein. Todos los objetivos tácticos y estratégicos expuestos entonces por Bush y sus lacayos (¿cómo, si no, podríamos denominar a Blair y Aznar?) han fracasado. Los yihadistas ponen en pie su califato. El precio del petróleo bate récords. Se han perdido cientos de miles de millones de dólares. Toda la región ha quedado más desestabilizada que nunca... Pero idéntica revisión se puede hacer en un asunto más doméstico: nuestra reforma laboral. Quienes anunciaron que tal medida abría las puertas a la destrucción del empleo de calidad, a la imposición sistemática de contratos basura y a la drástica reducción de los salarios pueden hoy poner las cifras sobre la mesa y probar que eso ha sido justo lo ocurrido. Los jefes y sus palmeros dirán misa. Pero la verdad está a la vista de todos. Basta mirarla.