Aunque no la valore en gran cosa, el presidente Rajoy debería respetar, siquiera un poquico, la inteligencia de la sufrida ciudadanía. Porque eso de que adjudicar las alcaldías a la lista más votada es una medida de regeneración democrática sólo vale para las almas más cándidas- o los peperos más contumaces. Los demás no entendemos cómo se puede llevar a cabo una modificación tan drástica de la normativa a nueve meses de unas elecciones locales, sin consenso y justo cuando todos los indicios, sondeos y proyecciones indican que el PP pierde intención de voto a cada minuto y apenas habrá algún lugar donde alcance la mayoría absoluta. Por eso se saca de la manga tan evidente truco.

Esto es un pucherazo fenomenal. Hemos de suponer que el cuento de la lista más votada (pero... ¿por cuantos?) no se limitará a adjudicar la alcaldía, también tendrá que otorgar mayoría absoluta en el concejo a esos regidores que, si no, van a tener imposible el gobierno de su localidad. Se conseguirá dicha mayoría con sólo el cuarenta por ciento de los votos emitidos. ¿Qué pasará entonces con el otro sesenta por ciento? Vaya democracia de habas. Propone el PP que, si entre la candidatura que obtenga más apoyos y la que le siga en el ranking de resultados hay una diferencia inferior a cinco puntos, habrá segunda vuelta. Semejante lío no saldrá barato y malversará la intención inicial de millones de ciudadanos. Todo para darle la vuelta a un mecanismo, el actual, que ha funcionado perfectamente durante decenios y tiene bien acreditada su naturaleza democrática.

El PP sabe lo que le espera y actúa en consecuencia. Echa cuentas y reduce el número de diputados en Castilla-La Mancha para cuadrar futuros resultados a su favor. Cambia las reglas del juego municipal en medio de la partida. Y todo eso del consenso y los pactos de Estado se lo pasa por el Arco de la Victoria. Mientras, el personal, atónito, se hace cruces sobre lo fácil que es ahora cambiar sobre la marcha esa Ley Electoral que parecía una cosa intocable. Claro que después de haberles visto modificar la sacrosanta Constitución en setenta y dos horas...