Transitaron por el Camino de Santiago, se felicitaron por los recortes, hablaron del tiempo, alabaron las consecuencias de esa austeridad que aumenta la riqueza de la oligarquía financiera y empobrece a las clases medias, la jefa le dio unas palmaditas al obediente empleado... y al final Rajoy le sacó a frau Merkel la presidencia del Eurogrupo para Guindos y una comisaría para Cañete Mejor, imposible. Y es preciso reconocer el mérito que tiene situar en un cargo clave para la economía europea al exasesor de Lehman Brothers y exdirector de dicho banco en España y Portugal justo cuando se produjo su quiebra en 2008. Homérico.

Ángela y Mariano están muy contentos. Alemania se ha estancado y España crece de mentirijillas, pero las reformas estructurales van a continuar mientras en nuestros bolsillos quede un euro. ¿Le explicó la cancillera a nuestro presidente cómo capearemos el veto ruso? ¿Hablaron de lo que está pasando en Ucrania y en Oriente Próximo y Medio? Lo dudo. Además, todos sabemos que nuestra política exterior se decide en Washington. La cadena de mando acaba en la Casa Blanca o más bien en Wall Street, el Pentágono y Langley (sede de la CIA).

El pasado sábado se celebró en Castejón de Sos el XII encuentro Periodismo de Altura. Allí compartieron ideas corresponsales en zonas calientes, reporteros de guerra y especialistas en información internacional. En esencia, vinieron a mostrar su asombro ante la frivolidad de las llamadas cancillerías occidentales a la hora de lanzar operaciones políticas y militares de envergadura. Esa estúpida y perversa alegría empeora situaciones que ya eran malas, propaga la violencia y deja bajo el fuego cruzado a millones de personas inocentes que mueren o lo pierden todo. Verbi gratia: hace pocos meses se debatía si era conveniente intervenir en Siria para bombardear a las tropas del dictador Assad y apoyar a los rebeldes que le combaten; ayer se hablaba de mandar los aviones... a bombardear a dichos rebeldes (yihadistas en su mayoría).

Pero Merkel abrazó la estatua del apóstol y Guindos está encantado. Hay que ser positivos, qué caramba.