En Aragón, agosto ha tenido la relajante calma chicha de aquellos veranos de antes. ¿Qué noticias hay?, preguntaba el redactor jefe al llegar al diario. Nada de particular, contestaba la tropa. Pues a tirar de Vietnam, remataba el boss. Y listo.

No toda España es la Tierra Noble, qué va. Cataluña, ya ven. Y Andalucía y Valencia y Canarias... Pero en esta bonita Ínsula Barataria gobernada por Luisa Fernanda Rudi agosto ha seguido siendo un estricto paréntesis. Una pitón (muy pequeñaja, además) que se escapó de su terrario, algún lamentable accidente, las tribulaciones y esperanzas del Zaragoza-Fundación, los habituales forcejeos municipales en Cesaraugusta... y como gran sobresalto el boicot de Putin, que dejó al Bajo Cinca compuesto y con la fruta en el árbol. El supuesto caso de ébola no fue tal. Ninguno de nuestros mandamases tuvo que suspender sus vacaciones (salvo el bueno de Modesto Lobón, que volvió de la playa a fichar ante los agricultores putineados, aunque en realidad él poca cosa podía hacer, salvo quedarse mirando a Bruselas). En una palabra: nada.

¿Quiere esto decir que vivimos en Jauja y no hay problema que nos quite el sueño? ¿O bien estamos tan frenados en la cuneta que podemos permitirnos el lujo de pasar agosto tumbados a la Bartola? ¿Es lo nuestro placidez o simple desidia? Por otro lado, y siendo habitualmente las noticias... malas noticias, cuántos menos titulares te aludan, mejor. Aragón se ha caracterizado siempre por su capacidad para pasar desapercibido. El miércoles, mismamente, creí por un momento que TVE iba a solventar la apoteosis festera con la tomatina de Buñol. Pero, oye, sacaron también el Cipotegato. No creo que hayamos tenido muchas otras ocasiones en este mes de asomarnos al Telediario.

El mundo está que arde, a Francia se le derrumban la egalité y la fraternité (os van a recortar a tope, amigos gabachos), a Obama lo llevan y lo traen como geisha por arrozal... Sólo Aragón, el crisol de las razas de España, ha permanecido reposado y feliz, en una siesta de treinta días. A ver si así cumplimos con el déficit.