Podemos es un futurible, una intuición popular, un proyecto creado en los laboratorios universitarios, un fluido ideológico y organizativo... Sobre todo es el producto de la quiebra del Sistema, cuyos gestores (los que dan la cara y los que mueven los hilos) hace tiempo que perdieron el norte y ya sólo piensan rabiosa y obsesivamente en lo suyo. El aparato político-institucional ha dejado de garantizar y salvaguardar los derechos y los intereses de las mayorías sociales. Por eso cada vez más gente busca una alternativa.

Podemos está cerrando su proceso de autoorganización. No es fácil intuir cómo acabará. El éxito de la plataforma creada por Iglesias y los demás ha sido tan rápido y contundente que muchos de sus promotores (véase al eurodiputado zaragozano Echenique) han quedado sujetos a todo tipo de impresiones: triunfalismo, soberbia, sensación de irrealidad. Se les nota, además, que (salvo los integrantes del núcleo duro) parten de análisis muy básicos, que aún no entienden toda la complejidad de la actual situación, que por ello se aferran a los estereotipos y que, en suma, necesitan rodaje. La nueva política ha de ser algo más que buenas intenciones.

Podemos tendrá que explicarnos dónde está su sitio y cuáles son sus objetivos. Necesitará tiempo, cierto. Pero no siempre va a poder salir del paso remitiéndose "a lo que decidan las asambleas". Deberá despejar dudas tan razonables como urgentes: ¿estará en los movimientos de unidad social y política ante las municipales bajo el lema Ganemos?, ¿accederá a entrar en un juego de primarias abiertas para organizar candidaturas asimismo unitarias ante las autonómicas?, ¿qué clase de límites programáticos definirán sus alianzas pre y postelectorales?

De aquí a muy poco, Podemos deberá aclarar a los votantes si, en el futuro, aceptará posibles alianzas de gobierno con el PSOE (que seguirá ahí), o si las rechazará de plano aunque ello signifique dejar los gobiernos en manos del PP. Entonces, decida lo que decida, perderá su maravillosa y angelical virginidad actual. Y a cambio empezará a dar la medida de sus verdaderas posibilidades.