En Podemos coexisten hoy por hoy políticos de nuevo cuño que aseguran estar dispuestos a gobernar, antipolíticos que ni quieren gobernar ni sabrían cómo hacerlo, izquierdistas clásicos, posmodernos anarcoides, gentes que ignoran lo más básico y disimulan a base de lugares comunes, grupusculares de toda la vida, indignados, enfadados, cabreados... No será fácil articular tal maremágnum. Echenique, el eurodiputado zaragozano, ha convertido su elección en una peana desde la que propone (con el respaldo de Izquierda Anticapitalista y los quincemayistas más quincemayistas) un modelo de organización desvertebrada, con múltiples secretarios y portavoces, mil voces proclamando el fulgor de mil ideas. Lógicamente, el núcleo fundador (Iglesias y su círculo) tiene criterios más operativos. Porque si Podemos o quien sea ha de sacarnos de esta, no será solo con eternas y diletantes asambleas, sino con una participación consciente integrada en análisis y praxis razonables.

Tal vez Podemos solo sea un tigre de papel. Pero esta nueva oferta ha consolidado una marca electoral de enormes posibilidades. Lo ha conseguido desde criterios muy aceptables si comparamos nuestro fenómeno alternativo con el de Francia (Le Pen) o Italia (Grillo). Por eso el creciente apoyo electoral a Iglesias y los suyos tiene KO a los expertos en demoscopia.

A Podemos le basta con no implosionar y dejar que corra la bola. El sistema ya le hace el trabajo. Cada día que pasa aterriza con impactantes noticias sobre la monumental (e insultante) estafa llevada a cabo por las burocracias financieras, oligopólicas e institucionales. Y aunque algunas de dichas noticias resultan incomprensibles para la gente del común, otras son tan evidentes, tan sangrantes y asquerosas que el personal se sube por las paredes. "La próxima voto a Podemos", te dicen de manera simultánea tu vecina, tu sobrino, tu médico, tu colega... que no saben ni quien es Echenique, y al Coletas apenas lo han visto un par de veces por la tele. "¿Por qué harás tal cosa?", les preguntas. "Para joder a estos sinvergüenzas", te contestan. O sea, lo normal.