Oí la otra noche al presidente de los empresarios madrileños, Arturo Fernández, afirmar muy serio que sí, que lo de las tarjetas black ha sido un escándalo. ¡Pero sí él manejó una, y con ella se pagaba supuestas comidas en sus propios restaurantes! Bueno... nadie dijo que la coherencia intelectual fuese una virtud universal. Caben las excepciones, y el tal Fernández (como su cuñao Díaz Ferrán) es una de ellas. Así lo deben entender los asociados a la CEIM, porque en reciente reunión, lejos de mostrarle la puerta le pidieron en masa que siguiera siendo su líder... al menos hasta que pueda retirarse con honor.

La patronal arropa a los suyos. El Círculo de Empresarios de la misma Madrid que nos mata, no parece indignado con las declaraciones de su presidenta en relación con las trabajadoras en edad fértil. En el Colegio de Economistas de la supercapital únicamente algún colectivo progresista ha reclamado la destitución del presidente, Juan Iranzo, y del tesorero, Estanislao Rodríguez-Ponga, otros dos de la Banda de las Tarjetas. El primero de ambos declara a quien le quiere oír que las black eran apenas un incentivo, una especie de propina para vips. Y ahí se planta el menda, el mismo que desde hace años viene apareciendo en las tertulias del TDT Party afeando al personal de a pie haber vivido por encima de sus posibilidades. Qué tío.

Mano dura con todos... menos con los míos. En las dos grandes centrales sindicales (bueno, lo de grandes es un decir) siguen de secretarios generales, Méndez y Toxo, después de toda la mierda que ha caído y cae sobre ambas organizaciones. Increíble.

En las finanzas, en la política, ¡en el fútbol! Los actuales propietarios del Zaragoza lloran por las esquinas, porque Hacienda les aprieta las tabas y Anticorrupción investiga presuntas compraventas de antiguos partidos. ¿No hay otros equipos en idéntica circunstancia?, se preguntan en un guiño explícito a los sentimientos de la afición. ¿Por qué no les meten caña a ellos? Por supuesto, queda implícito que lo de cumplir con el fisco es un asunto menor. Además, ya pagamos impuestos los mindundis, ¿no?