Según la correspondiente comisión de investigación de las Cortes aragonesas, en la CAI hubo falta de control, dejación por parte del consejo de administración y una pésima gestión. De cajón, ¿no? Si aquella caja se vino abajo sería, en verdad, porque fue muy mal gestionada. Y si nadie detectó lo que estaba pasando, sería también porque fallaron los controles más elementales. Para llegar a semejantes conclusiones no hacía falta darle muchas vueltas al tema. Se suponía que las averiguaciones parlamentarias detectarían responsabilidades políticas con nombres y apellidos y permitirían radiografiar la degeneración de una entidad financiera saqueada impunemente por su cúpula directiva mientras instituciones y consejeros tancredeaban alegremente. ¿Entonces? Esto ha sido como la primera reacción del Ayuntamiento de Zaragoza ante las alusiones del ciudadano Mayayo sobre las obras del tranvía: estudiar una posible querella contra el denunciante. Hombre, antes habría que abrir una investigación, saber exactamente a qué se refiere el declarante, auditar las cuentas... en fin, lo normal en un caso así. Pero, claro, aquí ya nada es normal.

¿Y qué me dicen de las enmiendas que PP y PAR están colándole a la futura ley aragonesa de la función pública para blindar los ascensos de aquellos funcionarios asignados a puestos de libre designación? ¿Y del famoso programa informático para la gestión de los institutos de Secundaria, que sigue sin funcionar tras haber costado una fortuna? ¿Y de la prórroga a discreción del transporte sanitario, cuando debía haber sido objeto de un nuevo concurso hace años?

Ya pueden decir misa las encuestas del mismísimo CIS, que la gente del sistema no está dispuesta a esforzarse lo más mínimo en invertir el rumbo de las cosas. La regeneración es papel mojado. Los escándalos no cesan. Los expertos del BBVA dan por hecho que la recuperación dejará un paro estructural del 18% (ahí es nada). Pero Cospedal ha salido a la palestra para proclamar que Podemos es un peligro para la democracia. Y se habrá quedado a gusto, la... individua.