La llamada ley de seguridad ciudadana (o ley de orden público o ley mordaza) es el último desbarre de un Ejecutivo que ve cómo se le echan encima las elecciones sin que la recuperación económica que proclama haga acto de presencia (salvo en los tejemanejes estadísticos oficiales y la propaganda de las grandes compañías). Algunos comentaristas interpretan que dicha ley, destinada básicamente a limitar las funciones de los jueces traspasándoselas a las autoridades gubernativas, viene de atrás (fue parida cuando proliferaban las movilizaciones contra los recortes, los desahucios y demás) y sirve para cebar al electorado más conservador del PP (por eso le han metido de matute lo de la expulsión de inmigrantes en caliente).

Sin embargo, este golpe bajo a los derechos colectivos e individuales tiene mucha lógica. En realidad se queda corto, porque Interior había preparado un borrador bastante más duro, que hubo de limar porque vulneraba la Constitución (sí, ésa misma que un día es intocable y al otro la llevan revolcada por el rastrojo sus presuntos defensores). Claro: justo ahí, en lo más elemental del sistema de libertades, radica el problema. Porque, si se ha de consolidar una sociedad basada en la profunda desigualdad (con un tercio acomodado, otro que baila en la cuerda floja y otro sumido en la pobreza), eso que los reaccionarios llaman orden público debe imponerse sobre manifestaciones, huelgas y escraches. Es preciso generar mayores y más contundentes opciones represivas. Ocurre ya en todos los países muy desregulados, empezando por los EEUU, donde las fuerzas de seguridad se han convertido en un ejército de ocupación destinado mantener bajo control a los desfavorecidos.

No puede haber democracia de calidad allí donde reina la injusticia social y el sálvese quien pueda. Rajoy y su alucinante (y alucinado) ministro del Interior lo saben o lo intuyen. Por eso han tirado p'alante con su dichosa Ley. Lo malo es que el rito electoral sigue en pie, y va a producirse por partida triple al año que viene. ¡Ah... Si se pudiera imponer el orden público en las urnas!