Siguiendo la estela de Artur Mas, Susana Díaz amaga con adelantar también sus elecciones. Lógico. Aquel intenta sostener vigente el sueño soberanista; ésta pretende dejar a un lado a IU (que le paga con idéntica moneda) e ir a las urnas invocando la estabilidad, en una apuesta a suerte o verdad. El uno y la otra ven en el tiempo un abrasivo capaz de desgastar su tirón territorial, hacerles perder votantes y dejar en evidencia sus discursos. Así que prefieren resolver lo suyo antes de las generales. Porque cuando lleguemos a esa encrucijada, el fenómeno Podemos, obviamente transversal, arrastrará a una parte de su clientela, que después tal vez vuelva... o no.

Ayer, en las Españas, el mayor escándalo del día no era la concesión a Bárcenas de una fianza accesible, ni la facundia de los portavoces peperos hablando de su extesorero y exsenador como de un desconocido, ni el archivo de la causa relativa a la melé de Esperanza Aguirre con los agentes de movilidad madrileños, ni que dicha señora va a ser, casi con seguridad, la candidata del PP a la alcaldía de la capital de España... No, lo que causaba pasmo e indignación mayúscula era el documental de denuncia Ciutat morta, el relato preciso e irrebatible de cómo las gravísimas lesiones sufridas por un agente de la Municipal de Barcelona en el desalojo de un inmueble okupado por antisistemas, derivó en un sucio proceso contra tres jóvenes detenidos a voleo. Se les condenó tras ser víctimas de torturas y de acusaciones falsas por parte de la misma Policía Local. Y nadie en el sistema (ni los médicos que hubieron de atenderles, ni los jueces, ni las autoridades, ni los medios) fue capaz de parar aquella locura. Una muestra más de que Cataluña está en las Españas, sufre idénticos problemas que otros territorios y sus dirigentes (los suyos específicos) son del mismo jaez que los de Madrid o cualquier otro lugar.

La soberanía que los pueblos han de ganar aquí no difiere de la que se reivindica en Grecia o en otros países de Europa. El problema es común. Por eso nuestros supuestos líderes territoriales quieren jugar cuanto antes sus opciones. Por si luego se evaporan.