Los sucesivos desaciertos de los sondeos electorales y la sospecha (bastante fundada) de que muchos de ellos fueron manipulados para generar falsas expectativas, sembrar la inquietud, disparar las alarmas y, en definitiva, intentar modificar la intención de los votantes han generado una enorme indiferencia hacia ese tipo de predicciones. Así hemos perdido un instrumento clave para el análisis de la situación política. Ayer mismo, el CIS hizo público el resultado de su oleada de enero, y ni los más entusiastas se dieron por aludidos. El hecho, tan inesperado y sugerente, de que ofrezca una foto fija sin apenas variaciones en los últimos meses casi pasó desapercibido. En TVE, por orden de la superioridad, intentaron utilizar el sondeo para animar al PSOE de la gestora (los socialistas ganan punto y medio). Pero dudo que el detalle mejorase mucho el humor del sufrido presidente de la gestora, siempre cariacontecido. En el PP, por supuestísimo, se quedaron tan tranquilos pese a comprobar que están varados en el 33%, muy lejos de la mayoría absoluta, y que de ahí no se mueven. Mariano no se altera por nada.

Los partidos están en lo que están, en sus congresos. El de Ciudadanos fue un flash riverista, que se saldó dejando la socialdemocracia y abrazando el liberalismo. Tanto daba. El PP celebra su cónclave este fin de semana presumiendo de unidad interna, lo cual se ha logrado mediante la elevación del caudillismo rajoyista a la máxima potencia. Podemos, ya saben, montará en Vistalegre (Vistatriste, le dicen algunos) su retorcido show político-emocional, donde Iglesias (o su perversa camarilla) se permitirá el lujo de ser el primer jefe de aparato partidista que es achuchado y quién sabe si desbordado por su correspondiente sector crítico (jódete con el niño Errejón).

El PSOE lo deja para después. ¿Para después de qué? Ahí todo son conjeturas, pues la evidente capacidad de convocatoria del defenestrado Sánchez causa pavor (mira lo del otro día en Zaragoza). Algo se está tramando al respecto.

Es... el país de los indiferentes.