En el Ayuntamiento de Zaragoza se está llegando a un punto de cuestionamiento de los informes elaborados por los funcionarios municipales que no es de recibo. Y son la mayoría de los grupos los que caen o han caído en esta práctica, en función de si el resultado del dictamen apoya o va en contra de sus tesis y de quién lo demandó. Los trabajadores tienen su función y su profesionalidad debe ser respetada y no desacreditada, como está ocurriendo.