Pues nada, parece ser que los presupuestos del ayuntamiento cesaraugustano se salvarán tras la renuncia de Zaragoza en Común a la municipalización del 010. Alabados sean los dioses. Por lo visto, 14 contratos laborales, 14, iban a desarticular una plantilla de más de cinco mil personas humanas, cada cual de ellas entró en el juego como buenamente pudo. Hay que ser muy fino, o tener mucha jeta para convertir ese tema (el del externalizado teléfono de información municipal) en un factor esencial de la negociación política aragonesa, un imponderable absoluto. Por favor.

Es fácil entender que ZeC, como todos los derivados podemistas y Podemos mismo, padece una notable incapacidad para programar los acuerdos que exige el gobierno de las instituciones. Sólo hay que ver el barullo que se llevan Echenique y los suyos a la hora de condicionar unos presupuestos (los de la Comunidad autónoma) cuya elaboración y objetivo no entienden y cuyos mecanismos de control desconocen. Pero que el PSOE se ponga tonto con el tema del 010 zaragozano, después de haber apañado a lo largo de decenios cientos de convocatorias para cubrir plazas de funcionarios y laborales municipales (o autonómicos o provinciales) es algo que clama los cielos. Ni que hubiésemos nacido ayer, amigos... Aunque a lo mejor Santisteve y los suyos sí están recien nacidos o no se enteran o se creen que esto es como hacer ganchillo solidario en una feria artesanal del Casco Antiguo. Pobrecitos.

Seguimos donde estábamos: de un lado los ingenuos (y sectarios) izquierdistas, tan párvulos pero tan pagados de sí mismos; del otro, los viejos y voraces tiburones blancos del institucionalismo profesional. Incluyan en esto último al PP, que ahora se anticipa a las futuras victorias sin otra incógnita que saber quién disfrutará, o no, de un éxito que las izquierdas les han de poner en bandeja.

Mientras, el Gobierno central se olvida de los Presupuestos del Estado. Qué bobada, ¿no? Así se las gastan los caraduras profesionales.