Willian José ya no pertenece a este mundo. Se evaporó con la llegada de Ranko Popovic, quien prefirió otro tipo de juego colectivo en el que no encajaba el brasileño. El delantero, lejos de reivindicarse como un elemento muy válido para el equipo, se recostó en la saudade mientras el técnico acentuó la desgana del futbolista situándole en una diana de críticas desproporcionadas. Willian José vive así entre el limbo y el banquillo, sin que apenas alguien se pregunte por él. Pero claro, en este Real Zaragoza de plantilla abreviada la enfermería es titular indiscutible y quizás juez implacable.

La defensa prevista para recibir mañana al Mirandés, sin Vallejo ni Cabrera y con Rubén de líder en el eje, es en principio un auténtico poema. Siendo un quebradero de cabeza, no supone la mayor preocupación contra uno de los rivales menos goleadores de la categoría, un equipo que se resume en ataque en Urko Vera y para de contar. El problema gordo aumenta de peso en las ausencias de Jaime, Pedro y un Eldin que está para un cuarto de hora. En esa línea gravemente herida para este encuentro de vital importancia jugará Javi Álamo, tanto pundonor como ineficacia, a la espera de que Popovic elija una tropa de centrocampistas para solucionar semejante galimatías. El atasco y le presumible desconexión con Borja puede formar un nudo demasiado grueso que estrangule cualquier intención ofensiva por sorpresa.

Aunque Willian José esté ahora mismo colgado de la apatía, ajeno a la competencia en el once tras cuatro partidos secos de participación alguna, quizás Popovic debería llamar a su puerta y recuperarlo para este mundo, para este encuentro por lo menos. Su respuesta es una incógnita mayúscula, pero por poco que aporte en el trote o en la zancada, hay en él un jugador notable del que ni Popovic ni él mismo pueden desprenderse. En el campo, con la pelota de por medio, el futbolista tiende a reencontrarse con las sensaciones en lugar de con cuitas ni ánimos vengativos.

En el peor de los casos, su fantasma es de por sí una amenaza para el Mirandés, una alternativa atacante o transitoria. Si el Real Zaragoza no defiende de salida su espíritu ofensivo, los problemas entonces sí pueden trasladarse a una defensa poco fiable. Dejar el alma en pena de Willian José en la reserva no parece la mejor de las decisiones. Estamos frente a ese tipo de situaciones delicadas que definen la verdadera capacidad de gestión humana y deportiva de un entrenador. Suerte con la ouija.