Los propios italianos, más chulos que la pana lisa, aseguran que su país es el laboratorio sociopolítico de Europa. Bueno... Eso mismo se decía de la España del 15-M, y de la Grecia de Syriza. Pero luego los experimentos se han abrasado en el incinerador de una actualidad que se mueve a toda velocidad. Estamos en un sistema que se rompe por las costuras, y un repuesto alternativo que llega desde la novedad camino del delirio. Así que Italia, en estos momentos, es un fenomenal barullo. Las últimas elecciones han consagrado la hegemonía del populismo (confusa categoría donde aparecen revueltos anarquistas de derecha, parafascistas, ultraliberales, retroleninistas y majaras de toda índole), al tiempo que han firmado la sentencia de los partidos tradicionales. Nadie sabe cómo se podrá gobernar el país de nuestros primos hermanos. Pero allí están acostumbrados a tal situación.

En Italia, los viejos partidos se refundaron hace no mucho, descompuestos por la evidencia de una corrupción estructural que circulaba de derecha a izquierda, Así que los de aquel bando se reagruparon bajo los estandartes de Berlusconi y su Forza Italia, y estos otros intentaron reconstruir un polo progresista en torno a Renzi y el llamado Partido Demócrata (Partito Democratico). Ambos bandos se han pegado en las urnas una hostia de campeonato. La derecha aún espera sacar algo en claro merced a la pujanza de los racistas (nacionalistas periféricos, ojo) de la Liga Norte. En cambio, el centroizquierda casi ha tirado la toalla porque no ve cómo ponerse de acuerdo con el Movimiento 5 Estrellas, la formación inclasificable, transversal y extravagante que encabeza el ranking electoral.

¿Qué es esto? Pues lo habitual en los tiempos que corren: un establishment que se descompone paso a paso, la ruina de los viejos partidos (¡ay, PP!, ¡ay, PSOE!) y la consolidación de nuevos y complejos movimientos sociopolíticos de dudosa solvencia. Eso sí, al M5S italiano se le ve mucho más exitoso que al Podemos español. Claro... no es lo mismo provocación que leninismo.