El hecho de que una institución consiga aprobar sus presupuestos en tiempo y forma no debería ser noticia, sino rutina, práctica habitual. Pero, en los últimos tiempos, o años, los presupuestos del Gobierno de Aragón y de nuestros principales ayuntamientos se han venido aprobando no en enero, sino bien entrado el verano; o, peor aún, no aprobándose, por desacuerdo de sus grupos parlamentarios o municipales, hubieron de ser prorrogados.

El Ayuntamiento de Zaragoza ha conseguido cerrar sus cuentas a comienzos del año y eso habla en favor de la capacidad del equipo de Pedro Santisteve para llegar a acuerdos globales con partidos, no sé si afines, pero al menos cercanos en el arco ideológico de la izquierda. Podemos no pasa por su mejor momento y de sobra sabe Santisteve que a poco que cayese en las urnas perdería la Alcaldía. PSOE y CHA han apoyado a ZeC no tanto en el sentido de un cambio de rumbo como en aras de una estabilidad destinada a convertir 2018 en esa calma o tensa calma que precederá a la batalla electoral del 2018, donde no habrá amigos ni fuego amigo.

El ejemplo de la plaza del Pilar invita a presumir que tampoco Javier Lambán tendrá demasiados problemas para aprobar las cuentas de Aragón con el apoyo de Podemos y Chunta Aragonesista. Muy probablemente esta estrategia, alianza no escrita, pero suscrita, se extienda a aquellas instituciones donde la izquierda sume.

Al Partido Popular, cabeza visible en Aragón de una oposición donde Ciudadanos sigue brillando por su ausencia de liderazgos, habiéndose invisibilizado un tanto el PAR, debe preocuparle lógicamente ese pacto por lo que de electoralmente pudiera concluirse. Para ser presidente en 2019, el candidato popular, Luis María Beamonte, va a necesitar 34 diputados y algún concejal más en Zaragoza, además del apoyo de C’s y de lo que Aliaga, si recupera gancho y mensaje, pueda aportar, pero lo que mejor le vendría sería sin duda la división de la izquierda, tal como se manifestó en la última campaña y en los primeros compases de la legislatura. Un bloque con menos resquicios que los presentados en época de Echenique dificultaría en mayor medida el relevo del centro derecha, pero el poder, con sus efectos balsámicos, elimina los pequeños dolores, sana heridas y expande un generalizado bienestar, relajando la convivencia. Salud, dinero y poder, he ahí las claves.