Las dos principales formaciones de la izquierda en Aragón, PSOE y Podemos, tienen sus respectivos liderazgos en el aire, pendientes de elecciones internas. Así pues, las propuestas de Lambán durante y tras el debate sobre el estado de la Comunidad no dejan de ser simples intenciones, ofertas integradas en su propia campaña para que la militancia le revalide en la secretaría general. Bueno... ha dicho que, aunque no fuera así, él piensa seguir de presidente del Gobierno autónomo. ¿Y si pierde por goleada? ¿Cómo podrá sostenerse en el Pignatelli si su propio partido le deja en la estacada?

Hasta después del 8 de octubre, cuando socialistas y podemistas hayan votado al alimón y se sepa ya quien manda en cada una de las dos organizaciones, la reconstrucción del pacto entre las izquierdas no pasará de ser una aspiración positiva pero inconcreta. Eso sí, un auténtico acuerdo de ese tipo resulta imprescindible. Dos años de tejemanejes, engaños, líos y arreglos in extremis han dejado a la ciudadanía cansada, han encabronado (aún más) a las fuerzas políticas involucradas y han privado a nuestra Comunidad de una renovación estratégica que la saque de los malditos lugares comunes y de las ensoñaciones novecentistas para traerla hasta el siglo XXI.

Debería estar en el ADN de las izqueirdas la producción del nuevo ideario progresista y aragonesista: en lo social y económico, en lo ecológico, en lo referido a la igualdad, en lo cultural y en la visión colectiva de un país que se está convirtiendo en el gran vacío de la España del norte. Aquí es necesario revisarlo todo, y revisarlo a fondo: la participación ciudadana, los paradigmas desarrollistas, el Pacto del Agua, la financiación, el sector primario, la dependencia industrial, las sociedades públicas, las inversiones a cargo de las instituciones, la Universidad, el manejo de un territorio inmenso y poco poblado, el papel de los poderes fácticos... Lo cual, por cierto, parece inimaginable que esté en la agenda de la derecha. Sólo que esta, ¡ay, madre!, está unida e identificada. Pero las izquierdas...