Por segunda vez consecutiva Jaime volvió a jugar tras una lesión muscular sin estar plenamente recuperado. La consecuencia, por segunda vez consecutiva también, fue que el futbolista recayó de su dolencia y el periodo de baja se volverá a alargar. En lugar de taza, tazón y medio. Jaime es un jugador muy importante para este equipo por sus características técnicas, diferenciadoras en la plantilla: explosividad, uno contra uno, velocidad, disparo, gol.

Popovic se precipitó convocándolo contra el Llagostera. Y, luego, se despeñó haciéndolo jugar los últimos cinco minutos asumiendo un riesgo inasumible. El Real Zaragoza es un club profesional que no debería dejar este tipo de decisiones al azar ni a ningún impulso temerario al calor de un partido. En casos así la cadena de mando tendría que estar más jerarquizada que nunca, para evitar lo que ha ocurrido: perder a un jugador más tiempo por una imprudencia. El club ha tropezado dos veces en la misma piedra con esta jaimitada.