El presidente de Aragón, Javier Lambán, hilvanó un interesante discurso con motivo de la puesta en marcha de la Film Comission, la herramienta administrativa que en adelante coordinará los rodajes de películas y documentales en Aragón.

Ante una audiencia de cineastas y representantes de la cultura, Lambán reivindicó el presente y la historia, el ser profundo de la comunidad, o del pueblo aragonés, en una apelación a la conquista del futuro sobre las bases del conocimiento, aprecio, reivindicación y puesta en valor de nuestros orígenes y valores culturales, históricos, sociales, medioambientales... Una llamada a la conciencia colectiva en clave de respeto y orgullo, y una advertencia velada a las consecuencias (desde mi punto de vista derivadas del proceso de aculturación o colonización cultural procedente de la globalización) de ignorar quiénes somos, de dónde venimos, adónde, o hacia dónde vamos...

En este sentido, el discurso de Lambán fue plenamente autonomista. Entendiendo por dicho término lo que literalmente significa, esto es, el derecho, consagrado constitucionalmente en el marco de nuestro Estado de las Autonomías, de una colectividad singular --un pueblo-- a gestionar sus recursos y gobernarse autónomamente. No, desde luego, a convertir la demanda de independencia en un negocio redondo (Jordi Pujol, Artur Mas) ni a delirar con el sueño de una co--soberanía (Urkullu), sino a desarrollar territorios tradicionalmente preteridos por la administración central.

La puesta en marcha de la Film Comission, y del equipo, coordinado por Teresa Azcona, una economista con perfil especializado en el sector, que se encargará de estudiar e impulsar aquellos proyectos cinematográficos que interesen al territorio aragonés o a su tejido industrial, ha satisfecho a la industria y abierto esperanzas en el desarrollo del audiovisual. Detrás de los documentales y largometrajes, de los directores y actores, de los festivales y estrenos hay una larga serie de empresas, grandes y pequeñas, que poco a poco han ido extendiendo sus sets de rodaje y sus contratos de trabajo a los últimos rincones del territorio aragonés, rodando en sus montañas y desiertos, sus ríos y valles, y dando empleo e imagen.

Cultura, arte y riqueza de la mano del talento individual y de la organización colectiva. Antes se llamaba "autonomía". Javier Lambán nos lo ha recordado.