Vale, en España existe una independencia judicial muy por encima de lo que correspondería a nuestra relativa bisoñez democrática. El poder de las togas parece en estos momentos el más poderoso (valga la reiteración), el menos sujeto a concesiones y convencionalismos... el definitivo. Eso sí, como magistradas y magistrados tienen su corazoncito y su particular manera de ver las cosas, y como la interpretación de las leyes no es una ciencia exacta, el llamado gobierno de los jueces resulta ser atrabiliario, contradictorio, mucho más conservador que progresista y a veces contrario a la lógica. Las sentencias se suceden en abierta discordancia unas con otras, en lentísimos procesos, sin que quepa suponer a priori por dónde irá cada cosa o por dónde no. Es lo que ha pasado con el asunto de La Manada. Y con otros.

Que ahora pongan en libertad a los autores de la agresión devenida en abuso no debe extrañar a nadie, después de lo que hemos leído y oído al respecto. Es más, no sería extraño que la primera reacción social (de incredulidad e indignación) ante el fallo de la Audiencia Navarra haya motivado una especie de reacción a favor de los condenados por parte de quienes podían decidir y han decidido... dejarlos en la calle. Para que quede claro quién manda aquí.

Lo malo no es ya solo el caso concreto, sino las alas que da a quienes llevan meses utilizando las cloacas de internet para hacer gala del machismo (agresivo) más asqueroso. Ayer por la tarde estaban insultantes de alegría. Daba grima leerles.

Lo peor es que el poder judicial, omnipotente en relación a un ejecutivo en minoría y un legislativo paralizado, tiene en sus manos temas cruciales para el futuro de las Españas. Así, el conflicto catalán se ha convertido en materia de sumarios, autos, vistas, sentencias, recursos y demás etapas procesales, lo cual lleva su propio ritmo y de seguro va a interferir para muy mal cualquier iniciativa política positiva.

Los tribunales se han apropiado de la Constitución y la Ley revisándolas y amoldándolas. Es una democracia... ganada por oposición.