Que el vicepresidente catalán y líder de Esquerra vaya a La Moncloa me parece normal. Que acuerde con su homóloga española, Soraya Sáenz de Santamaría, y el ministro Montoro una nueva refinanciación del Govern, también. Pero que todo esto suceda a la vuelta de tanta pasión y tantos reproches mutuos por ambas partes, justo cuando hay que investir a Rajoy y repartirse el mogollón... la verdad es que da risa. Las dos risas: la tonta y la lista. Ahora bien, la operación, de momento, le está saliendo muy bien al PP, que torna cañas las lanzas de antaño, ejercita su proverbial capacidad para darse la vuelta como un calcetín y también se ríe... de todos esos españolazos que le dan el voto como signo de movilización y resistencia ante los malvados separatistas. En paralelo, los independentistas se tronchan de todo el izquierdismo que les tiene por caso aparte, pues les supone (cada vez es más difícil saber por qué) una particular adscripción republicana y progresista, que ni de lejos. Convergencia (ahora Partido Demócrata) y PNV, por supuesto; pero ni siquiera la citada Esquerra, la delirante CUP o los victi-verdugos de Bildu son de fiar. Eso ha quedado claro incluso para Pablo Iglesias, quien ayer dio por perdida la opción de montar un tinglado para hacer frente al PP.

Con su reiterado "es lo que hay", los cínicos sientan cátedra. La derecha nacional, por ejemplo, ya hace virtud de la necesidad de pactar con Dios y con el diablo, y sus seguidores encuentran comprensible que sus jefes lleven a cabo sin complejos aquello que, hecho por otros, calificaban de traición a la patria hispánicomadrileña. Por otro lado, no es menos ocurrente y chistosa la explicación que de todo esto ha dado la socialista Susana Díaz (esa peronista rociera, según definición de Josep Borrell), tan indignada siempre ante los deslices de su correligionario Iceta y la soberanofilia de Podemos.

¿Y en Aragón? Pues aquí, la mundial en bicicleta. Entre la que lleva el bueno de Lambán con el relevo en la presidencia de las Cortes, y la que arrastra el pobre Santisteve con la empanada de Averly, esto también... también provoca la carcajada.