Más de la mitad de los habitantes del planeta cree que los partidos políticos son el mayor nido de corrupción. En España, el colectivo peor visto por la ciudadanía. Eso dice la encuesta de corrupción de la oenegé alemana Transparencia Internacional, y la opinión pública española también. No extraña, cuando uno tiene la desgracia de tener un presidente que no cumple con su principal responsabilidad: dar la cara y responder ante su pueblo con honestidad. Si los originales de Bárcenas son ciertos, y hay indicios de que sí, sobre todo por la actitud del señorito Rajoy, el que mira para el otro lado y no contesta cuando le preguntan se habría endosado en su etapa como lugarteniente de Aznar, algo más de 15 millones de pesetas. Lo más vergonzoso es que los suyos quieran blindarle con la mayoría absoluta para evitar la comparecencia ante el Congreso. Y luego que hay que trabajar por la marca España. Sus silencios o sus falsas sonrisitas en visitas como la de Opel, en la que poco más y se atribuye el mérito de la llegada del nuevo modelo Mokka a Figueruelas, son para enmarcar. Encima tiene la desvergüenza de decir que "tenemos la tendencia a contar las cosas que no son las mejores y que a veces hay que hablar de cosas que sean importantes". ¿Le parece poco relevante dar explicaciones sobre un caso como el Bárcenas, en el que su partido, y quizás usted, presidente de una nación, estén implicados? Escuche a la señorita Aguirre, que aún le queda algo de sentido común y de razón.