Estamos tan dentro del hedor que ya ni nos molesta cómo huele. Devolvednos la luz y la belleza, el mundo era tan bonito y nos lo habéis roto. Algo así dice Dominique A en la canción Rendez-nous la lumière. Algo así aunque no del todo, porque él lo dice en francés y yo el francés lo aprendí para ser de la gauche divine pero la gauche divine nunca llegó a Torrero. Toda la culpa la tiene Agustina de Aragón. Con lo bien que estaríamos ahora pudiendo decir Ça va bien.

Ya no nos queda suelto con el que dejarnos devorar por máquinas tragaperras. Con perricas, chufletes, se ha dicho siempre. Y yo pensaba que se referían a animales de compañía pero no, era otra cosa mucho más bestia, los dineros. ¿Te has fijado que los ricos hablan de dinero y nosotras siempre de "los dineros"? Ponemos plural a lo que no tenemos. Mi padre de pequeño quería tener trenes, autocares y aviones. Así que mi abuelo lo llevó a la estación, a las cocheras y al aeropuerto. Le dijo que todo lo que había en esos espacios era suyo y que allí se lo guardaban porque en casa no les cabía tanto cacharro. Mi padre creció creyéndose un terrateniente de los medios de transporte. No era necesaria la posesión, le bastaba la palabra. Todo lo que hay es nuestro. Por eso hasta de la nada intentan que hagamos porciones.

Aquí somos felices porque no somos rencoristas. Me han dicho unas gentes de otro lugar. Si se preocupan por los que les pasa, no disfrutan de lo que les está pasando. Y de eso se aprovechan los poderosos. Lo malo de la resignación es que en el momento de probarla, te acostumbras a ella. Es como la colonia Varón Dandy, se te queda pegada. Y yo soy más de sudar. No sé si a eso es a lo que llaman resiliencia. ¿Recuerdas cuando en Érase una vez...la vida los anticuerpos intentaban neutralizar a los virus? Pues esa imagen le pongo yo a la resiliencia. Asumes y te sobrepones. Y frente a esta capacidad individual de asumir y sobreponerse a una situación, prefiero la transformación colectiva de las realidades. Pero ahora todo es resiliencia y smart cities o ciudades inteligentes que unos días van en bici y otros huelen bien. A mí me avisáis cuando la ciudad pueda reservarme turno en la fila del paro. Hasta entonces, me guardo mis propias sensaciones en los empastes y así tengo que ir menos al dentista. Eso es ser inteligente. "El artista no es inocente. Nadie lo es. El artista es parte integrante de aquello que denuncia. Y sólo puede reproducirlo. Por eso no puede aparecer con las manos limpias. Sino que tiene que tomar parte. Untarse las manos, llenárselas de mierda" escribe Miguel Ángel Hernández en Intento de escapada.

Buscar el equilibrio entre la atención a lo importante, el cuidado de los quereres, el disfrute consciente de los momentos, el rechazo de la ambición que nos haga sordas, la capacidad de poder tener planes, la necesidad de pensar que hacer pueda servir para algo, la ilusión de imaginar, las ganas de aprender y cuestionar, y la lucha resistente por nuestros derechos. Óyeme, ¿cómo lo hacemos?

Activista cultural