La próxima película de Miguel Ángel Lamata va tomando forma en sus primeros días de rodaje en Zaragoza. El director cuenta con un plantel de actores de primer nivel, como Eduardo Noriega, Amaia Salamanca, Gabino Diego o Michelle Jenner, que lo hacen todo fácil. Los papeles que tienen asignados en Nuestros amantes se están revelando como verdaderos bombones para los intérpretes.

El intenso momento que vive Lamata detrás de las cámaras se complementa por el reconocimiento a su obra, a las tres películas que ya lleva rodadas. Una trayectoria que se potenciará cuando el año próximo se estrene Nuestros amantes, pero que acaba de recibir un valioso tributo, con un próximo remake en Hollywood de Tensión sexual no resuelta, y otra versión más, pero en la otra parte del mundo. En Bollywood.

Se da la circunstancia de que hace algunos años estuve en Bollywood, en la entrega de sus premios anuales, viviendo una experiencia fastuosa.

Fue en Bombay, en el Hotel Indian Gate. Recuerdo aquella noche como una de las mil que viviría Harun--al--Rasid. Mientras los leprosos se arracimaban a la puerta del hotel, en su interior el lujo, los escenarios, las alfombras, los fuegos artificiales, la exhibición culinaria y todas aquellas bellezas de ojos negros y vestidos de lamé me sumergieron en un hechizo del que me despertaban las cifras de los productores, hablando de millones de dólares como nosotros de calderilla.

Ahora acabo de regresar a aquellas tierras míticas de la mano de La caja china (Ediciones B), la nueva novela de Jesús Maeso de la Torre. Un autor al que vengo siguiendo desde Tartessos o El Papa Luna, algunas de sus anteriores y extraordinarias novelas. Y que ahora, en La caja china, la fascinante historia de un cartógrafo de Felipe II, me ha invitado a recuperar ese perfume oriental a sándalo, a especias, el de aquellos viajes que ya en el siglo XVI conectaban heroicamente el imperio español, de Sevilla a Veracruz, de Acapulco a Manila.

Una novela (que esta tarde se presentará en Pina de Ebro) con todo lo que deben contener los buenos relatos históricos: rigor documental y peripecias que nos permiten saber cómo vivía un piloto del rey de España, cómo navegaba, pensaba, se enamoraba... Tan recomendable que a lo mejor despierta también el interés de Hollywood... O de Bollywood.