No cabe sorprenderse de que el actual presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, se muestre decidido partidario del Plan Hidrológico de la Cuenca del Ebro... y que Podemos, cuyo diputado por Zaragoza, Pedro Arrojo, es un relevante teórico de la Nueva Cultura del Agua, se oponga al mismo. Es cosa sabida que el primero de ambos siempre ha defendido la máxima regulación de los ríos aragoneses y en particular el recrecimiento del pantano de Yesa, así como la ampliación de los regadíos. El segundo viene denunciando, por el contrario, una planificación que, asegura, forma parte de los planes del PP para privatizar los recursos hídricos, permitiendo el mercadeo con las concesiones y abriendo las puertas a los trasvases.

Por eso, Lambán estará mañana bien lejos de Amposta, donde los contrarios al Plan de Cuenca, aragoneses, catalanes y de otras comunidades se manifestarán en defensa del caudal ecológico y de la supervivencia del Delta. La situación no solo creará nuevas tensiones entre el PSOE y Podemos, también refleja que Aragón ha dejado definitivamente de tener un solo discurso sobre el agua.