Ayer, el secretario general (y candidato) del PSOE aragonés se quiso lucir en la última sesión de las Cortes. Así que reprochó a la presidenta Rudi haberse pasado la legislatura quejándose de la herencia recibida del anterior Gobierno (el de Iglesias y su Marcelinato), cuando ella va a dejar en los cajones tantas o más facturas que su predecesor. Bueno... admitamos que Javier Lambán no dijo ninguna mentira. Es público y notorio que el Ejecutivo autónomo actual ha retrasado sus pagos de todo tipo hasta generar una bolsa multimillonaria, lo cual viene a ser como si traspasase al que venga luego el mismo pufo que se encontró al llegar al Pignatelli. Tal para cual.

Luisa Fernanda no se arredró. Sacó unos papelitos y leyó ante la Cámara el increíble mensaje manuscrito dirigido al interventor de la DGA por quien primero fue director de Comunicación y luego jefe de Gabinete al servicio de Iglesias. Mediante dicha cartita traspasaba facturas y convenios impagados con casi todos los medios informativos aragoneses, por un total de millón y medio de euros... "por si el próximo gobierno tiene a bien abonarlos". Hay que tener rostro y poco seso para dejar semejante testimonio de incuria y cachondeo. Y quede claro que en la larga lista de cantidades pendientes se mezclaban servicios y acciones perfectamente razonables con otras cosas indescriptibles (que eran, precisamente, las que comprometían mayores sumas). Lambán se quedó estupefacto. Una vez más comprobó que para él y su partido es muy difícil, por no decir imposible, sacarles los colores a los del PP (aun teniendo toda la razón), porque estos siempre podrán replicar con el "y tú más". O sea, el consabido ping-pong sistémico jugado a costa del contribuyente.

Y eso que el jefe del PSOE ignoraba que, en esos mismos momentos, la Policía detenía a Carlos Escó (exviceconsejero de Obras Públicas, hombre fuerte del Marcelinato y pareja de la excandidata socialista y actual diputada en las Cortes de Aragón, Eva Almunia) por otro feo asunto relacionado con Plaza.

Estupendo colofón a una legislatura que suma a la herencia de la anterior su propia y enorme miseria.