Dejó escrito Francis Bacon, que cuantos cultivaban las ciencias se comportaban como empíricos o como dogmáticos. Los empíricos recogían y consumían elementos de su exterior igual que las hormigas, mientras que los dogmáticos extraían sus ideas de sí mismos, igual que las arañas sus telas. Y añadía un tercer grupo, intermedio, el de las abejas, que obtenían el néctar de las flores pero lo digerían, como el pensador agudo hace con las ideas ajenas.

Y por ahí empieza y casi acaba, la filosofía para los más de nosotros, modesta y elemental filosofía (más empírica que dogmática, por supuesto), que vamos acopiando. La mayor parte de las veces, ahora desde luego, se limita a las cavilaciones que requiere el mero existir, sin llegar siquiera a la orteguiana "doctrina del punto de vista". Solamente los grandes filósofos pueden convertir su pensamiento en doctrina universal dentro de un sistema preexistente o emerger como la punta de un iceberg de un sistema nuevo.

No me siento preparado (interesado siempre) para intervenir documentadamente, en polémicas actuales, acerca de cuál deba ser la presencia de la filosofía en los planes de la enseñanza media, pero recuerdo con cariño y gratitud, los tres últimos cursos en los que se estudiaba filosofía, según el plan bachilleril de 1938: en quinto, Psicología, Lógica y Ética, en sexto, Metafísica y en séptimo, Historia de la Filosofía. Aunque retengo bastante menos de lo que aprendí entonces, opino al cabo del tiempo, que lo decisivo es aprender a pensar y a buscar la verdad de las cosas, su realidad.

Como es lógico, la naturaleza originaria de las grandes construcciones teóricas, ha ido encontrándose con otras también grandes, difuminando fronteras, "favoreciendo el mestizaje" y con ello, la verdad permanente que no suele pertenecer a nadie en particular. Sin presumir en absoluto de conocimientos ontológicos por más que atraigan tanto, la metafísica ("lo que está detrás de la física", como nos repetía el catedrático para que entendiésemos la importancia de lo que nos subrayaba), la metafísica, repito, es la esencia de la filosofía.

Parece según los expertos, que quién mejor explicaba la noción del ente era Santo Tomás de Aquino, indicando que era aquello cuya formalidad o realidad, "consistía en ser", pero que más lejos no se podía ir. EI concepto de "ser" o del "ente", conlleva la nota más universal que posee cada uno de ellos y esa nota no es posible descomponerla en partes ni es susceptible de una definición esencial.

Recuerdo a un buen profesor del Instituto que explicaba la idea del ser, diciéndonos (aproximadamente...), que el concepto "ser" expresaba la nota más universal que corresponde a todas las cosas. Y añadía un ejemplo que oí luego, con cierta frecuencia: si nos preguntan qué es un caballo, podemos responder que es una especie de mamífero y luego, que los mamíferos son una clase de vivientes, continuando por ahí hasta que hay que contestar que se trata de un ser; y punto final, porque de ahí no cabe pasar sin incurrir en una definición tautológica o círculo cerrado y con ello, a un límite intraspasable.

Concluía nuestro profesor con esta moraleja: "el ente, el ser, no es susceptible de definición esencial; descriptiva, bueno, pero esencial, no. Es lo que es". Opino con la indispensable modestia, que la filosofía nos enseña a pensar o al menos, a que nuestro pensamiento discurra por un camino que nos lleve a conocer la verdad, ambiciosa tarea.

Pero "no hay pero sin pero", que también escuché decir a otro profesor de filosofía. En el actual magma de ideas y temo que todavía más de intereses, uno apenas se atreve a preguntar qué clase de entes serán los partidos y si su comportamiento ordinario en las horas actuales, permite depositar en ellos, la confianza que muchos desearíamos darles para que se aunasen y buscaran juntos, la medicina que España entera necesitaría administrarse, en provecho de todos.

Pero, otro "pero", si a las Cortes de Aragón, ejemplo más cercano, sólo se les ocurre una especie de seguro de paro para los diputados cesantes, olvidándose de otros mucho más necesitados, ¿qué esperamos que piense la gente, que se ocupan de los más desfavorecidos o que se ocupan sobretodo, de ellos mismos?