Paso unos intensos e interesantes días en Ciudad de Panamá, invitado por su Feria Internacional del Libro, y entre conferencia y presentación aprovecho para recorrer unpoco el país.

Comenzando por el Canal, naturalmente, cuya obra de ampliación deja chiquito el término faraónico. Empresas de medio mundo, con destacada participación de brasileños y españoles (entre los cuales, bastantes firmas aragonesas), amplían las esclusas y canalizaciones con vista a ampliar la oferta de tonelaje.

Cada buque, dependiendo de su volumen y carga, debe abonar a la Autoridad del Canal una cantidad que oscila entre 150.000 y 300.000 dólares. Maná económico que desde la cesión del uso por Estados Unidos, siendo presidentes Jimmy Carter y Omar Torrijos, cae sobre la prosperidad de una capital que crece como la espuma. Junto a las ruinas de Panamá Viejo, destruidas por el corsario Henry Morgan, se alzan, desde los años ochenta, picos de cincuenta pisos, una Torre Trump, cien gigantes de diseño desde cuyas terrazas se divisa el horizonte de la Mar del Sur descubierta por Balboa.

Al otro lado del país, en el Mar Caribe, no lejos de otros puertos legendarios, como Cartagena de Indias o Maracaibo, duerme Portobelo su sueño de siglos, con la leyenda de sus míticos galeones todavía viva entre sus fortificaciones, que recorro ensimismado, midiendo la verde muralla de una selva impenetrable y sofocada por el bochorno y una lluvia como una cortina de plata que de súbito ni te deja ver el océano. La vida es dura allí y tuvo que serlo mucho más en la época de los Descubrimientos, entre manglares y tigrillos, mosquitos y epidemias, con el sueño del oro desvaneciéndose en la calima.

Hoy, con su nuevo Canal y una economía en alza, Panamá se perfila como la nueva Suiza de Centroamérica, en competencia con su vecina Costa Rica, con la que tiene en común el boom del turismo y la ausencia de ejército.

Tierra de contrastes y oportunidades, de mestizajes y utopías, me enamora y, dispuesto a aportar mi granito de arena, fundo, con un puñado de visionarios cómplices, "Panamá Negro", un nuevo evento cultural destinado a servir de plataforma a autores latinos y españoles, a tender un canal, un puente en el Atlántico entre la historia y nuestro presente creativo. Otra ruta, otro sueño.