A lo largo de la tarde de ayer (la del jueves) Ciudadanos parecía estar distanciándose del PP, al que acusaba de no darle motivo alguno para votar sí a la investidura de Rajoy. Sin embargo, en el PP le quitaban hierro a la situación. ¡Bah!, no es para tanto: estos de Rivera que son muy nuevos. Y así quedó la cosa, mientras los analistas especializados y el público en general se debatían en el dilema de creerse la coña, o pasar de todo. Porque el desmadre ha llegado tan lejos, que ni en momentos tan presuntamente delicados como este resulta fácil saber si los jefes y portavoces van en serio o todo es una de esas simulaciones que los cronistas de la Corte se empeñan en llamar postureo, y los castizos describirían como tocada de huevos. Solo hay que escuchar a Martínez Maíllo

Antes de que C's anunciase que da al PP 48 horas para alcanzar un acuerdo, se había montado otro barullo porque don Mariano, por boca de su amiga Pastor, presidenta del Congreso, había anunciado que se repetirá el formato de debate de investidura que ya inauguró el socialista Sánchez hace unos meses, y que entonces fue muy criticado... por los propios conservadores. Desde luego, lo de programar el discurso del candidato por la tarde y dejar el debate para el día siguiente rompe el ritmo de la representación parlamentaria. Pero en un país cuyo presidente en funciones manipula el calendario para que, si hubiera que volver a las urnas, tocase votar el día de Navidad... no cabe extrañarse de nada.

Flipamos en colores. El pacto anticorrupción suscrito por PP y C's ha degenerado en papel mojado a velocidad del rayo. De hecho, si nos atenemos a las explicaciones que han ido llegando desde Génova, esto de la corrupción hay que hilarlo muy pero que muy fino. Hilarlo, someterlo a la presunción de inocencia, relativizarlo, entenderlo, asumirlo, impedir que vulnere la intimidad de las personas de orden... En fin, dejarlo correr. Siempre y cuando unten en la manteca quienes, por su naturaleza y condición, deben untar. Impresionante.

Me voy a Castejón de Sos, a lo del Periodismo de Altura. ¡Que les den!